El dolor de espalda es una dolencia que afecta a casi la totalidad de la población en algún momento de su vida.
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Cada año, un 47% de la población manifiesta experimentar este tipo de dolor.
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Se trata de una dolencia que aumenta con la edad, siendo los 46 años la edad promedio en la que suele aparecer.
Los motivos laborales son los más frecuentes para desarrollar dolor de espalda, sobre todo como consecuencia del estrés, siendo los pacientes con profesiones sedentarias los más afectados.
Por tanto, resulta evidente que el dolor de espalda tiene un impacto negativo tanto en el ámbito laboral como en el de las actividades cotidianas.
- Según datos publicados, el dolor de espalda es responsable del abandono o la modificación de determinadas actividades en 8 de cada 10 personas.
En ocasiones, el dolor de espalda puede irradiarse por la pierna o el brazo, y acompañarse de pérdida de fuerza muscular, sensibilidad o movilidad; sintomatología ante la que se debe buscar asistencia médica temprana.
Causas del dolor de espalda
El dolor de espalda no suele ser consecuencia de un incidente o una lesión. Hay que saber que la mayoría de las molestias en la espalda son el resultado de un efecto acumulativo a lo largo del tiempo de una mala postura, hábitos estresantes de vida y de trabajo o pérdida de flexibilidad y fuerza.
Por lo tanto, lo más habitual es que el dolor de espalda sea causado por:
- Sobrecargas de peso (levantar cargas de forma habitual)
- Movimientos bruscos
- Sobrecargas posturales (como en malas posturas, o posturas sedentarias que suelen ser típicas de trabajos sedentarios, por largos períodos de tiempo)
Diferenciación de los dolores de espalda
En primer lugar, podemos clasificar los dolores de espalda atendiendo a la zona de la columna vertebral que se vea afectada:
Lumbalgia
Es el dolor que se manifiesta en la región vertebral o paravertebral lumbar, es decir, en la parte inferior de la columna. Es el dolor más prevalente dentro de los dolores de espalda.
Suele estar relacionado con factores sociales, sobre todo asociados a condiciones laborales desfavorables (posturales, movimientos o esfuerzos).
Por otro lado, al igual que ocurre con otro tipo de dolores, el dolor de espalda puede presentarse en forma de dolor agudo o crónico.
Una de las principales diferencias entre las formas agudas y crónicas radica en que en la segunda los factores cognitivos, emocionales, comportamentales y sociales adquieren una especial importancia en el mantenimiento del dolor.
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El dolor de espalda agudo es el más frecuente, 7 de cada 10 pacientes lo padecen, con una duración media de aproximadamente una semana.
Educación sanitaria para resolver y prevenir el dolor de espalda
Cuando alguien padece dolor de espalda, además de los tratamientos específicos que puedan ser necesarios, es importante hacer hincapié en dos consideraciones fundamentales:
- El reposo en cama no es un tratamiento eficaz para el dolor de espalda, pues a corto plazo conlleva pérdida de fuerza y dificulta la rehabilitación del paciente.
- El paciente debe mantener el grado de actividad que el dolor le permita, y aumentar progresivamente a medida que mejore, pero sin sobrecargar la espalda.
Por otro lado, existen una serie de recomendaciones higiénico-posturales que nos ayudan a prevenir la aparición de este tipo de dolores.
- Dormir de lado o bien boca arriba con un cojín bajo las rodillas. Evitar dormir boca abajo.
- Dormir sobre un colchón firme, ni duro ni blando.
- Procurar levantarse despacio, sin movimientos bruscos.
- Hacer estiramientos matutinos.
- Procurar tener la mesa a la altura de los codos y la pantalla del ordenador a la altura de los ojos.
- Hacer pausas breves para andar y estirar suavemente el cuello y los brazos.
- Si se ha de coger un peso del suelo (ya sea en el ámbito laboral o cotidiano) es importante no doblar la espalda, sino las rodillas.
- Mejor caminar que estar de pie.
- Si se ha de estar de pie, cambiar de postura, poner un pie sobre un taburete o dar pequeños paseos a menudo.
- En caso de permanecer sentado mucho tiempo, hacer pausas breves para andar y estirar suavemente.
- Al sentarse, usar una silla que mantenga la espalda recta.
- Si se conduce, parar a estirarse cada 2 horas.
- Es recomendable caminar a diario, hacer gimnasia en la piscina o nadar suavemente, o trotar a ritmo suave.