Lumbalgia

La lumbalgia es una contractura dolorosa y persistente de los músculos que se encuentran en la parte baja de la espalda, específicamente en la zona lumbar, muy común en adultos.

  • Hasta un 80% de la población padecerá lumbalgia en algún momento de su vida.

Hay que entender, además, que al tratarse de una patología incapacitante, tiene un importante impacto sociosanitario.

  • Si la lumbalgia se prolonga más de 6 meses, menos del 50% de los pacientes afectados se reincorporan a sus puestos de trabajo.

Las causas asociadas a la aparición de una lumbalgia son múltiples, sin embargo, solo en un 15% el origen queda claramente demostrado. En el resto, la causa se considera inespecífica.

En estos casos de dolor inespecífico, se debe prestar atención a diversos factores. Por un lado, existen condicionantes sociales que podríamos destacar como una de las principales causas, como las condiciones laborales desfavorables (personas que están sometidas a sobrecargas continuadas de la musculatura lumbar).

Además, no podemos olvidar el rol de los factores psicológicos, teniendo en cuenta que el dolor es un fenómeno de naturaleza compleja, donde los estados emocionales juegan un papel destacado, tanto en la percepción como en el afrontamiento del dolor.

En cualquier caso, lo más habitual es que las lumbalgias tengan buen pronóstico y generalmente se manifiesten como una afección autolimitada.

  • El 40% de los episodios agudos remiten en una semana y el 90% se resuelve dentro de las 6 semanas siguientes a su presentación.

Clínica de la lumbalgia

El principal síntoma es el dolor en la parte baja de la columna (región lumbar) y el aumento del tono muscular y rigidez (dificultad para mover el tronco).

El dolor aumenta a la palpación de la musculatura lumbar y se perciben zonas contracturadas.

Resulta frecuente que este dolor irradie hacia los miembros inferiores, a menudo siguiendo el recorrido del nervio ciático, lo que se conoce como ciática.

Clasificación de la lumbalgia

La forma más habitual de diferenciar las lumbalgias es atender al tiempo de evolución de las mismas.

Lumbalgia aguda

De duración inferior a 6 semanas. Como ya se ha indicado, es la forma más habitual.

Lumbalgia subaguda

Si la afección persiste entre 6 semanas y 3 meses.

Lumbalgia crónica

En caso de que los síntomas se mantengan más de 3 meses.

En algunos casos, el dolor es continuo aunque presenta exacerbaciones más o menos prolongadas. Mientras, en otros casos llega a desaparecer periódicamente, lo que se conoce como lumbalgia recurrente.

Determinadas circunstancias o hábitos favorecen la cronificación de la lumbalgia, como por ejemplo:

  • Aspectos relacionados con el estilo de vida, como el consumo de tabaco o la falta o exceso de actividad física.
  • Creencia de que el dolor va a ser crónico o que tiene que desaparecer para poder hacer vida normal.
  • Sensación de que se agravará si se realiza cualquier actividad.
  • Actitud pasiva ante la rehabilitación.
  • Falta de apoyo o aislamiento social.
  • Entorno laboral desfavorable.

¿Cómo ayudar a la recuperación y prevención de la lumbalgia?

Uno de los aspectos más importantes del tratamiento de la lumbalgia es hacer comprender que no se trata de un problema grave y que el pronóstico es bueno, ya que existen muchas posibilidades de que remita espontáneamente en el plazo de un mes o mes y medio.

 

Es fundamental mantener una actitud positiva, porque de no hacerlo así es mucho más probable que se retrase la recuperación y se cronifique la afección.

En este sentido, se debe insistir en dos puntos clave, comunes a otros dolores en la espalda:

  • Mantenerse lo más activo que el dolor permita e incorporarse lo antes posible al trabajo y actividades diarias.
  • El reposo en cama no favorece la recuperación, solo debe recurrirse a él si el dolor es incapacitante y no se debe prolongar más allá de dos días.

Además, tu médico o farmacéutico puede recomendarte determinados tratamientos que ayuden a aliviar los síntomas.

Por otro lado, existen una serie de medidas encaminadas a limitar la aparición de nuevos casos o la reaparición de los ya manifestados:

  • Realizar ejercicio físico, tanto para evitar un primer episodio de lumbalgia, como para prevenir las recurrencias.
  • Evitar el esfuerzo lumbar frecuente, no mantener de manera prolongada una postura forzada y si la actividad laboral lo demanda, intentar cambiar de postura periódicamente.
  • En caso de que la tarea demande manipulación manual de cargas, esta deberá minimizar la exigencia física y evitar prolongarse por largos periodos.
  • Controlar el peso corporal, los buenos hábitos alimenticios y el sedentarismo.