Cuando hablamos de fármacos antiinflamatorios, nos referimos a aquellos medicamentos que se utilizan habitualmente para evitar o disminuir la inflamación.
La inflamación es una respuesta defensiva de nuestro organismo ante una “agresión” sufrida (presencia de organismos extraños, traumatismos, enfermedades agudas o crónicas, etc.).
El proceso inflamatorio consta de cinco características principales que lo definen: calor, enrojecimiento, hinchazón, dolor e incapacidad funcional.
Dentro de los denominados antiinflamatorios, encontramos los:
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Los AINE son uno de los grupos de fármacos más prescritos a nivel mundial y uno de los pilares básicos del tratamiento analgésico en la actualidad, de utilidad en prácticamente cualquier proceso doloroso.
¿Qué efectos ejercen los AINE?
Acción antiinflamatoria
Interfieren en la fase inicial del proceso inflamatorio, impidiendo la síntesis de sustancias implicadas en dicha inflamación.
Acción analgésica
Poseen un efecto analgésico.
Hay que tener en cuenta que la eficacia analgésica depende de cada AINE y no guarda ninguna relación con la capacidad antiinflamatoria que posean.
Además, los AINE tienen techo analgésico, lo que significa que hay una dosis máxima, por encima de la cual no se consigue una mayor eficacia analgésica, pero sí aumenta el riesgo de efectos adversos.
Acción antipirética
Se debe recalcar que, si no existe fiebre, los AINE no ejercen ninguna acción sobre la temperatura corporal (es decir, no provocan hipotermias).
Recomendaciones generales en el uso de tratamientos antiinflamatorios y/o analgésicos
Los tratamientos antiinflamatorios y/o analgésicos son los medicamentos de primera elección en el dolor nociceptivo (el tipo más común de dolor, causado por estímulos nocivos directos, como una lesión), especialmente cuando existe un componente inflamatorio.
De todas formas, la indicación y la evaluación de la respuesta debe individualizarse en cada paciente, y debe ser el médico el que decida cuándo y cómo deben utilizarse si son precisos; ya que la respuesta al tratamiento con antiinflamatorios y/o analgésicos no es la misma en todas las personas.
- A nivel general, los tratamientos antiinflamatorios y/o analgésicos deben utilizarse, siempre y cuando la patología lo permita, en ciclos cortos de tratamiento y a las dosis más bajas posibles, vigilando las complicaciones más comunes.
Respecto a su seguridad, los tratamientos antiinflamatorios y/o analgésicos se asocian a determinados efectos adversos, sobre todo gastrointestinales (acidez, estreñimiento o diarrea, entre otros).
Otro aspecto importante que mencionar es que no se deben usar dos o más antiinflamatorios y/o analgésicos de manera simultánea, ya que no se incrementa la eficacia, pero sí se aumenta la toxicidad.
En cualquier caso, siempre debe ser el profesional sanitario quien determine la necesidad de instaurar el tratamiento farmacológico y valore la eficacia y seguridad del mismo.
Formulaciones tópicas de los tratamientos antiinflamatorios y/o analgésicos
Aunque los tratamientos antiinflamatorios y/o analgésicos se suelen administrar por vía oral, existen formulaciones concretas de antiinflamatorios y/o analgésicos que se administran sobre la piel.
- Estos medicamentos administrados por vía tópica son eficaces en el tratamiento de dolores articulares y musculares.
- Tienen la gran ventaja de que reducen el riesgo de complicaciones gastrointestinales.
No todos los tratamientos antiinflamatorios y/o analgésicos se pueden administrar en cremas o pomadas. Para poder ser eficaces por vía tópica, las moléculas empleadas deben poseer estudios que demuestren su absorción y efectividad antiinflamatoria y analgésica por vía tópica.