El dolor cervical, denominado cervicalgia, es aquel que se manifiesta en la nuca y parte alta de la espalda. El cuello queda rígido y duele al moverlo.
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El dolor cervical es muy frecuente, con una prevalencia puntual entre el 10-13%.
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Aparece en algún momento de la vida hasta en el 70% de la población.
Es habitual que este dolor irradie a zonas próximas, como la cabeza o la zona dorsal de la espalda.
En determinadas ocasiones, a la cervicalgia le pueden acompañar otros síntomas que pueden ser una señal de alerta para una rápida atención médica, como:
- Hormigueo
- Adormecimiento de las extremidades
- Disminución de fuerza en las extremidades
- Mareos o náuseas
Causas del dolor cervical
La parte cervical de nuestra columna está formada por siete vértebras unidas entre sí. Su función principal es la de sostener la cabeza y permitir su movilidad. Para ello, necesita de una fuerza y resistencia adecuadas de los músculos que ayudan a este fin, sobre todo los músculos posteriores del cuello.
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Una mala postura, un esfuerzo excesivo o determinadas preocupaciones generan una tensión en este área corporal que provoca la contracción de los músculos del cuello y el dolor.
Hasta en un 80% de los casos, la cervicalgia es consecuencia de estos trastornos, denominados mécanicos-posturales. El resto de casos de cervicalgia pueden deberse a la existencia de enfermedades de carácter inflamatorio o infecciosas, aunque es mucho menos habitual.
Evolución del dolor cervical
En la mayoría de los casos, el dolor de cuello no dura mucho tiempo.
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La mayoría de los pacientes se recuperan antes de las 6 semanas, aunque entre un 10 y un 15% llegan a ser crónicos.
Existen una serie de factores que pueden ser predictivos de la persistencia de estas cervicalgias a lo largo del tiempo:
- Edad (>40 años)
- Existencia de lumbalgia y dolor de cabeza
- Dolor cervical por traumatismo
- Irradiación del dolor
- Episodios previos de dolor
- Insatisfacción laboral o trabajo monótono
Por otro lado, también se ha observado que la presencia de cuadros depresivos es un factor que aumenta la posibilidad de que los dolores cervicales se repitan.
Educación sanitaria para resolver y prevenir el dolor cervical
Como en un porcentaje significativo de los casos la causa es mecánica y postural, la corrección de hábitos y posturas, y los tratamientos sintomáticos recomendados por tu profesional sanitario, suelen ser suficientes para resolver el problema.
Asimismo, la recuperación se ve favorecida por masajes que ayudan a que el dolor desaparezca y estiramientos suaves de los músculos del cuello (p. ej., mover la cabeza lentamente arriba y abajo o encogerse de hombros varias veces).
En este sentido, además es necesario recalcar ciertos comportamientos que se deben evitar mientras dure el dolor:
- El reposo total en cama.
- Cargar más de 1 kg de peso en cada brazo.
- Llevar un collarín cervical durante todo el día o más de 1 semana. A la larga debilita el cuello y retrasa la curación.
- Evitar posturas de extensión cervical (arqueamiento de la cabeza hacia atrás).
- Evitar movimientos hacia el lado del bloqueo doloroso, en caso de haberlo.
Además, también hay que tener en cuenta que muchas veces aparecen recaídas, ya que con el tiempo se tiende a olvidar los buenos hábitos y vuelve a repetirse el problema.
Para ayudar a que la cervicalgia no vuelva a pasar, existen una serie de pautas que ayudan en el día a día:
- Buscar una almohada cómoda o probar a dormir sin almohada. Es mejor elegir un colchón firme, ni duro ni blando.
- Cambiar a menudo de actividad y de postura.
- Estirar el cuello y los hombros cada día. También en el trabajo.
- Hacer ejercicio de forma habitual.
- Procurar relajarse al salir del trabajo cada día.
- Sentarse con la espalda bien apoyada.
Por último, puede resultar muy útil para favorecer la recuperación o prevenir la reaparición, practicar ejercicios de fortalecimiento de los músculos cervicales.
- Sentado de espalda a la pared presionar la cabeza-cuello contra un pequeño cojín interpuesto, generando con ello un enderezamiento cervical. Mantener la presión 3 a 5 segundos, relajar y repetir 10 a 20 veces. Hacer 2-3 sesiones diarias.