El dolor articular es aquel que se manifiesta en alguna articulación o alrededor de ellas. En función del número de articulaciones afectadas hablamos de dolor monoarticular (una), oligoarticular (de dos a cuatro) o poliarticular (más de cuatro).
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Este tipo de dolor suele ser una causa habitual de limitación e incapacidad funcional.
El dolor articular puede ser un signo principal de diferentes afecciones, siendo las más habituales la artrosis, la artritis reumatoide o la gota, entre otras.
- La longevidad, unida al sedentarismo y a los cambios de hábitos que favorecen el sobrepeso y la obesidad, ha originado un claro aumento de estas enfermedades de las articulaciones.
También puede aparecer este dolor debido a un esfuerzo o una sobrecarga de la articulación afectada.
¿Existen diferentes tipos de dolor articular?
Según su duración, cuando se mantiene unos días se denomina dolor agudo, y si perdura durante meses o incluso años se clasifica como crónico.
Basándose en sus características, se divide en tres tipos:
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Inflamatorio (o artrítico)
Se acompaña de inflamación en las articulaciones y/o tejidos adyacentes. Se caracteriza porque mejora con el movimiento y empeora con el reposo.
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Mecánico (o artrósico)
Al contrario que el anterior, empeora con el movimiento y mejora con el reposo.
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Neuropático
Este dolor va acompañado de algunos síntomas de afectación nerviosa, como el hormigueo o el entumecimiento.
¿Se relacionan los dolores articulares con la edad?
Conforme envejecemos, la producción de líquido sinovial (que sirve para amortiguar los extremos de los huesos y reducir la fricción cuando estos se mueven) va disminuyendo.
A esto se suman los efectos del adelgazamiento del cartílago articular, un acortamiento de los ligamentos y, en definitiva, una pérdida de su flexibilidad.
- Por tanto, es normal que las personas de mayor edad, sobre todo a partir de los 70 años, manifiesten signos de alteraciones en diferentes articulaciones (rodillas, codos o caderas).
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que estos efectos del envejecimiento no afectan por igual a todas las personas, ya que influye el desgaste al que se haya sometido a las articulaciones, así como factores genéticos.
¿Cómo prevenir el daño articular?
Aunque un proceso de degeneración articular (como una artrosis) no puede resolverse, sí puede detenerse su avance, por eso es tan importante una intervención temprana.
La medida más eficaz en la prevención de estas enfermedades que pueden ocasionar dolor articular es seguir unos hábitos de vida saludable.
Una dieta equilibrada y la práctica de ejercicio regular ayudan a mantener un peso adecuado y mejoran el movimiento (los dolores articulares aumentan con el sobrepeso).
Evitar el sedentarismo es fundamental. No obstante, durante la práctica deportiva hay que seguir unas pautas que ayudan a prevenir el daño en la articulación:
- Realizar una actividad física adaptada a la edad y ritmo de vida.
- Empezar siempre calentando los músculos y estirar al terminar.
- Hidratarse correctamente: antes, durante y después del ejercicio.
- Aumentar la intensidad del ejercicio de forma progresiva, sin realizar esfuerzos bruscos.
Deben evitarse malos hábitos posturales para prevenir el desgaste de articulaciones afectadas y someterlas a presiones innecesarias.
- No permanecer mucho tiempo de pie, por ejemplo evitar hacer largas colas.
- No permanecer demasiado tiempo sentado o tumbado, es importante cambiar a menudo de postura.
- Dormir en cama plana.
- Evitar sentarse en sillones o sofás hundidos, y usar sillas con respaldo recto, donde las caderas y rodillas mantengan una posición natural y los pies estén en contacto con el suelo.
- Si se viaja, intentar parar y moverse cada 1-2 horas para prevenir la rigidez articular.
- En población anciana con patologías ya diagnosticadas, a fin de facilitar que puedan desplazarse con el menor riesgo de caídas posible, se deben recomendar el uso de técnicas o herramientas que faciliten esta movilidad.
Pese a las medidas que se adopten, en ocasiones, el dolor articular aparece o persiste, lo que lleva a la necesidad de instaurar otra serie de tratamientos que decidirán tu médico o farmacéutico. Además, debes estar atento ante determinada sintomatología que precise una rápida atención médica, como:
- Fiebre que no está asociada con otra sintomatología.
- Pérdida de peso involuntaria.
- Hinchazón y dolor articular intensos e inexplicables, particularmente si se experimentan otros síntomas inexplicables.