El ritmo de vida de la sociedad actual, sumado al inevitable envejecimiento de nuestras células, somete a las articulaciones a una presión y un desgaste progresivo hasta que aparece el dolor, normalmente relacionado con el movimiento articular.
Una de las zonas en que más frecuentemente se localiza este dolor es en la rodilla.
Nuestra rodilla está diseñada para aportar estabilidad al cargar peso y en la movilidad.
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Las lesiones en las estructuras de la rodilla generan un movimiento exagerado e inadecuado de la articulación, que afecta tanto a la flexión como a la extensión, lo que se relaciona con la aparición del dolor.
Aunque la localización y la intensidad del dolor puede variar según la causa que lo origine, los signos y síntomas que frecuentemente acompañan al dolor de rodilla son:
- Inflamación y rigidez
- Enrojecimiento y temperatura al tacto
- Debilidad o inestabilidad
- Sonidos de chasquidos o crujidos
- Incapacidad de enderezar completamente la rodilla
Causas del dolor de rodilla
El dolor de rodilla tiene múltiples causas. Por un lado, un uso excesivo de la rodilla puede desatar problemas en ella que provocan dolor.
En este aspecto, determinados factores de riesgo aumentan la probabilidad de sufrir problemas en la rodilla que terminen provocando dolor:
Sobrepeso
Que aumenta la exigencia sobre las articulaciones de las rodillas, incluso durante actividades comunes, como caminar o subir y bajar escaleras.
Falta de flexibilidad
O fuerza muscular.
Deportes u ocupaciones
Principalmente aquellos que requieren esfuerzos reiterados o impactos repetidos en las rodillas.
Lesiones previas
Que hacen más probable que la rodilla vuelva a lastimarse.
Por otro lado, el dolor de rodilla puede ser consecuencia de patologías de distinto tipo:
- Traumáticas (consecuencia, por ejemplo, de una fractura)
- Inflamatorias (como la artritis reumatoide que, entre las articulaciones que afecta, incluye la rodilla)
- Degenerativas (principalmente la artrosis de rodilla, denominada gonartrosis)
Artrosis como responsable del dolor de rodilla
El desgaste del cartílago es lo que produce la enfermedad que llamamos artrosis, que generalmente afecta a las articulaciones de mayor movilidad y las que soportan mayor peso, como la rodilla.
La artrosis en la rodilla se considera la causa más frecuente de dolor crónico en la rodilla a partir de los 50 años de edad.
Entre sus múltiples causas, destacan: envejecimiento, obesidad, sobrecarga, traumatismos, exceso de uso.
Es importante saber que la inactividad que causan los síntomas de la artrosis producen atrofia muscular y deterioro en la condición física, lo que aumenta el dolor y acelera la progresión de la enfermedad hasta la invalidez por incapacidad funcional física.
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Por tanto, a partir de los 40 años, o incluso antes, es importante adoptar las medidas y estilos de vida necesarios para prevenir esta y otras patologías que cursan con degeneración articular.
Educación sanitaria para resolver y prevenir el dolor de rodilla
Cuando el dolor acaba de comenzar y no resulta grave, existen una serie de medidas y tratamientos que tu médico o farmacéutico pueden recomendarte para aliviarlo.
Además, hay otra serie de consejos que son de utilidad para prevenir la aparición de este dolor o el avance de una patología ya existente, como se ha mencionado con la artrosis:
- Evitar situaciones que sobrecarguen las rodillas, como estar de pie sin moverse, caminar con peso, saltar y subir o bajar escaleras.
- Las rodilleras pueden ser útiles en caso de realizar actividades que van a provocar dolor, pero si se utilizan habitualmente pueden empeorar los síntomas.
- Hacer ejercicio es fundamental para mantener la movilidad y fortalecer la musculatura. Debe ser suave y constante.
En reposo, hay algunos ejercicios que pueden resultar de utilidad, sobre todo para ralentizar la degeneración articular progresiva.
- Realizar contracciones del muslo durante unos 4 segundos y descansar otros 4 segundos.
- Si disminuye el dolor al cabo de un tiempo, iniciar ejercicios de flexión y extensión de la rodilla.
- Cuando ya no exista dolor, hacer los mismos ejercicios pero con un ligero peso en el pie.